Sin lugar a dudas, recibir un diagnóstico de diabetes puede ser duro y, sin saberlo, de la noche a la mañana podemos sentirnos dentro de una nube de humo gris, pues creemos que nuestra vida ha cambiado para mal y para siempre.
Sin embargo, hay que tratar de alzar la cabeza para que, con claridad, podamos aprender nuevos elementos sobre nuestra condición.
Un diagnóstico de diabetes, si bien requiere de ciertos cuidados, no significa que la vida dependa de la enfermedad, sino justo lo contrario.
Con diabetes, aún estamos a tiempo de sujetar, realmente, las riendas de nuestra vida y nuestra salud.
Una vez sufrido el shock inicial de la noticia, debemos tomar las cosas con calma. A lo largo de la vida aprendemos un sinnúmero de conocimientos y adoptamos otro buen puñado de hábitos que, hay que decirlo, podrían no ser necesariamente buenos para nuestro cuerpo.
Pero todo esto no significa ni que merezcas esta situación ni que vayas a ser una carga por el resto de la vida. Cuando vemos una sombra en el camino, debemos entender que para que esa sombra se proyecte, debe haber luz en algún lugar.
¿Qué debemos intentar? Cambiar el enfoque, buscar la fuente de luz y tratar de acercarnos hacia ella poco a poco, con paciencia, día con día.
Ahora mismo, como suele ser en la vida, lo más importante es lo que puedes hacer con tu presente, con el conocimiento de tu diagnóstico. Atrás quedó lo que hiciste o no, así como lo que te ocurrió.
Solamente recuerda tener paciencia, aún eres la misma persona que ayer y lo que debes ajustar ahora serán tus hábitos desde aquí hacia el futuro.
También ten presente que tu diagnóstico y la forma en que lo asimiles, es un proceso que lleva tiempo y que, además, es totalmente diferente al que otras personas, aún con el mismo diagnóstico, atraviesan.
Uno de los puntos que causan desánimo a quienes se les diagnostica diabetes, es que consideran que su vida social se extinguió o que, cuando menos, ya no será tan divertida como antes.
Este tipo de afirmaciones no son una verdad absoluta. Es decir, si bien es cierto que deberás cambiar algunos hábitos y disciplinarte de formas que quizá antes no hacías, la diabetes no es un impedimento para tener una vida social satisfactoria.
¿De qué se trata entonces? De ser responsable contigo mismo, pues tú y tu cuerpo serán los únicos que sentirán las consecuencias, al menos de primera mano, de no cuidarse adecuadamente.
Hace años, al manejar un auto no se necesitaba, por reglamento, usar cinturón de seguridad. Sin embargo, ahora, las nuevas normas de conducción imponen multas fuertes para quien maneje sin utilizar esta medida de seguridad.
Con un diagnóstico de diabetes debes comprender que aún puedes manejar por todos los caminos de la vida. Sin embargo, no usar el cinturón de seguridad es un lujo que no debes darte y eso solamente quiere decir que es una oportunidad de ser responsable de tu condición.
En el proceso de asimilación de la noticia, es normal que te sientas abrumado, triste o hasta deprimido. No obstante, debes comprender que no estás solo y que, incluso, tienes a la mano las manos más expertas para ti.
Por un lado, la familia y tus amigos cercanos pueden escucharte; puedes decirles a ellos cómo pueden ayudarte a sentirte mejor.
Sin embargo, aún si se te complica hablar con un familiar o con un amigo, existen profesionales de la salud que te escucharán y te ayudarán a atravesar este proceso hasta que veas que tienes la oportunidad de tomar tus nuevas responsabilidades y seguir adelante.
Algo que puede ayudarte mentalmente a tomar el control de tu vida y poder retomar las salidas, las fiestas y las visitas de amigos, es comprender algunos puntos básicos que son de relevancia. Por ejemplo:
En MIDHEC contamos con profesionales de la salud que te ayudarán durante todo tu proceso de diabetes. No te despidas de tu vida social, asume tu diagnóstico con responsabilidad hacia tu salud y tu futuro.