La diabetes puede ocasionar daños en los nervios (neuropatía) y en la circulación sanguínea de los pies; este alto y constante nivel de glucemia en la sangre conlleva a padecer entumecimiento, reducción en la sensibilidad y aparición de infecciones; a esto se le conoce como «pie diabético».
¿Qué recomendamos para prevenir las complicaciones de esta enfermedad o prevenir este padecimiento? Cuando una persona tiene pie diabético, se dan dos consejos fundamentales: buena higiene y utilizar un buen calzado, especial para diabéticos.
Aquí te decimos cómo debe ser el calzado adecuado para evitar el pie diabético y no poner en riesgo tus pies de desarrollar esta afección:
«Si eliges el calzado adecuado, estarás realizando una de las medidas de autocuidado más importantes para la prevención de lesiones y úlceras en los pies».
Existe una forma práctica y simple para asegurarte de que el calzado es el correcto y no dañará más los pies.
Primero, debes colocar tu pie sobre una hoja y marcar con un lápiz el borde; acto seguido, recorta con unas tijeras la plantilla que acabas de dibujar.
Después, debes introducir esta plantilla en el zapato, procurando ocupar toda la planta. Para terminar, retira la plantilla y revisa si se ajusta bien o sale arrugada.
Si el papel presenta algún doblez o ruptura, podrás darte cuenta de que el calzado no es el adecuado, ya que significa que hay presión en esa área del pie. Esto incrementa el riesgo de que puedas lesionarte o, incluso, desarrollar complicaciones.
Hay ciertos riesgos que presentan otro tipo de calzados. Sabemos que es difícil y, a veces, querrás usar zapatos bonitos o de cierto estilo, pero no es conveniente para tu salud y te explicaremos la razón que hay detrás de cada tipo de zapato.
Veamos en orden de peligro que representan, así como los problemas que genera su uso continuo:
1. Calzado de tacón: estos presentan exceso de carga en los dedos y las articulaciones de las rodillas, provocan callos en la planta de los pies, úlceras, dolor en los talones y pantorrillas. Provocan más caídas y torceduras.
2. Zapatos en punta: calzado con esta forma provoca ampollas y callosidades, úlceras, cambio de coloración, engrosamiento en las uñas y deformidades como juanetes.
3. Calzado descubierto o semidescubierto: con ellos existe mayor exposición a golpes, cortadas, infecciones, quemaduras de sol y piquetes de insecto; también hay mayor riesgo de resequedad, grietas, fisuras y úlceras.
4. Con material sintético: aumenta la sudoración del pie, favorece la aparición de hongos y provoca mal olor.
5. Suela plana o flats: provoca inflamación y dolor en la planta del pie y talones, problemas por mala postura en tobillos, rodillas, cadera y espalda.
Como se puede ver, el calzado especial para pie diabético, que cumpla las características que mencionamos más arriba, te protegen de lesiones e infecciones al ser cerrados, de material suave, natural y sin costuras.
Incluso, disminuyen el riesgo de caídas, impacto en los pies y rodillas al caminar, además de mejorar tu postura gracias a la suela de goma, al ser antiderrapante y con la altura especificada.
Con este calzado, amplio y que permite la movilidad de los dedos, tendrás mayor comodidad para tus pies, permitiéndote la buena circulación, evitando deformidades, callos y la aparición de úlceras.
Aunque no lo parezca, las plantillas personalizadas representan muchos beneficios para las personas que viven con diabetes:
Recuerda: necesitas poner de tu parte para que el calzado te ayude en su totalidad. Como habíamos dicho: la higiene es una parte fundamental, así que cambia diario los calcetines que uses, para evitar hongos; revisa el calzado antes de ponértelo para asegurarte de que no haya deformidades o una mala costura.
Toma en cuenta que los pies y los zapatos cambian con el paso del tiempo, así que controla ese detalle, dejando que tu médico o zapatero ortopédico los revise.