Dos términos muy relacionados y, desafortunadamente, bastante comunes hoy en día. Vamos a entender de qué se tratan, cómo controlarlos y qué especialistas deberían ayudarte en este viaje hacia una mejor salud.
El síndrome metabólico es un conjunto de condiciones que ocurren juntas y que aumentan el riesgo de enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y diabetes tipo 2.
Estas condiciones incluyen:
La obesidad es una condición en la que una persona tiene un exceso de grasa corporal, seguro ya lo escuchaste, todo el mundo habla de ello. Pero, es más que una cuestión estética, ya que puede llevar a serias complicaciones de salud, incluyendo el síndrome metabólico.
La obesidad se mide comúnmente usando el índice de masa corporal (IMC), donde un IMC de 30 o más se considera obeso (seguro tu médico te puede ayudar a medirlo).
La obesidad, especialmente la obesidad abdominal, es un factor principal del síndrome metabólico. La grasa almacenada en la zona del abdomen es metabólicamente activa y puede provocar inflamación y resistencia a la insulina, lo que a su vez contribuye al desarrollo de otras condiciones del síndrome metabólico.
Por ello es que siempre nos están diciendo que tengamos cuidado con tener el abdomen abultado o medirnos la cintura.
Lo que no te va a gustar es que para controlar y prevenir el síndrome metabólico y la obesidad, se requieren cambios en el estilo de vida. Pero tú y los tuyos lo valen, ¿no?
En algunos casos, los cambios en el estilo de vida no son suficientes, y se necesita intervención médica. Esto puede incluir medicamentos para controlar la presión arterial, el colesterol y el azúcar en sangre.
En casos de obesidad severa, se pueden considerar tratamientos más agresivos, ¡consulta con tu médico al respecto!
El cuerpo tiene diferentes tipos de grasa. La grasa parda quema calorías para generar calor, mientras que la grasa blanca almacena energía. Aumentar la grasa parda a través de la exposición al frío y el ejercicio combate a la obesidad.
Aunque el estilo de vida es crucial, la genética también puede influir en el riesgo de desarrollar obesidad y síndrome metabólico. Si tienes un historial familiar, es aún más importante prestar atención a tu salud.
La salud de tu intestino puede afectar tu metabolismo. Comer alimentos ricos en probióticos, como el yogur o los búlgaros, puede ayudar a mantener un equilibrio saludable de bacterias intestinales.
Comer y dormir en horarios regulares puede ayudar a mantener tu metabolismo en buen estado. Evita comer tarde en la noche y trata de mantener una rutina de sueño consistente.
Pasar demasiado tiempo sentado puede afectar negativamente tu salud metabólica, incluso si haces ejercicio regularmente. Intenta moverte un poco cada hora.
El síndrome metabólico y la obesidad son condiciones de cuidado, pero manejables y tratables si te esfuerzas. Con los cambios adecuados en el estilo de vida, la orientación de profesionales de la salud y el apoyo de tu entorno, puedes tomar control de tu salud y reducir el riesgo de complicaciones graves.
Recuerda que cada pequeño paso cuenta, y nunca es tarde para empezar a cuidar de ti mismo.