Si padeces diabetes tipo 2, una de tus metas será tener bajo control los niveles de azúcar en la sangre, manteniéndolos en límites ideales, siempre siguiendo las recomendaciones del especialista, haciendo cambios a bien en tu estilo de vida, para que encuentres tu peso ideal y te mantengas activo.
Otra forma de mantener este control es utilizando insulina; además de que cuenta con otros beneficios, como evitar ciertas complicaciones que puede generar la diabetes a la larga.
Quizá te estés preguntando: ¿Necesito la insulina? ¿Qué es exactamente? Todo depende de tu diagnóstico y lo que el especialista señale, si es que bajando de peso o tomando otros medicamentos no se controla el azúcar.
Muchas personas tienen miedo a llegar al punto de usar insulina, ya sea por desinformación, porque la diabetes ha empeorado, piensan que subirán de peso, por miedo a la hipoglucemia o le temen a las inyecciones.
Con respecto a la hipoglucemia, sí, el riesgo aumenta con la administración de insulina, pero solo cuando se inyecta más insulina de la cuenta, situando los niveles de glucosa en la sangre por debajo de la normalidad.
Por esto es de suma importancia hablar con tu especialista, resolver todas tus dudas, seguir paso a paso la manera de cuidar y administrarse la insulina.
Debes saber que la insulina cuenta con muchos beneficios para tratar tu diabetes tipo 2, y no significa algo malo. Cabe mencionar que la diabetes tipo 2 es un padecimiento progresivo, así que tarde o temprano la vas a necesitar; no es por alguna falla tuya o de tu médico.
Incluso existe la opción de tener insulina inhalada, pero antes es mejor consultarlo con tu especialista para ver si es adecuada para tu cuerpo.
Otro punto a tomar en cuenta es que, aunque requieras usar insulina, debes seguir cuidando tu dieta; el plan de alimentación forma parte del tratamiento, y ni las pastillas ni la insulina pueden sustituirlo.
Es más fácil comprender el papel clave de la insulina si se entiende qué es y cómo funciona, previniendo complicaciones futuras.
La insulina es una hormona que ayuda a que el azúcar ingrese en las células, donde tu cuerpo la usa como combustible. Cuando tu organismo no produce suficiente insulina o no la usa como debe hacerlo, tu azúcar sube demasiado. Esto puede ser grave e, incluso, mortal.
Con diabetes tipo 2, los niveles de glucosa seguirán aumentando después de comer, porque no hay suficiente insulina para mover la glucosa hacia el interior de las células de tu cuerpo.
A continuación, te diremos nueve beneficios de la insulina y por qué es el método más eficaz para bajar los niveles de azúcar en la sangre, manteniendo los niveles dentro de los límites que deseas:
1. Reduce el riesgo de tener otros problemas de salud causados por la diabetes, como problemas de la vista, enfermedad renal y daño nervioso.
2. La diabetes aumenta el riesgo de presentar enfermedades cardiacas, ataques al corazón, algunos cánceres y otros padecimientos; la insulina ayuda a reducir estas posibilidades.
3. No generan dolor las inyecciones de insulina. Pueden inyectarse en zonas con pocos nervios (como el estómago), además de que ya se cuenta con jeringas ultra finas con recubrimientos suaves.
4. Te hará sentir mejor a largo plazo y a mejorar tu vida en todos los aspectos. Obtendrás una mejor calidad de vida.
5. Te da un mayor nivel de energía, permitiéndote estar activo y sano sin preocupaciones.
6. Ofrece más flexibilidad en tu plan de alimentación y actividad física; puede librarte de tener que recordar tomar tus medicamentos varias veces al día.
7. Según cada caso, puede que la insulina sea un tratamiento temporal, por ejemplo, cuando son diagnosticados o están en el hospital. Háblalo con tu especialista y no te quedes con dudas.
8. No tienes que preocuparte tanto sobre urgencias de azúcar baja en la sangre que pueden pasar si usas insulina.
9. Es el método más rápido y muy efectivo para reducir niveles de glucosa en la sangre, manteniéndote sano.
Para tener controlada esta enfermedad, lo más importante es que aprendas a manejar tres conceptos: la insulina, los alimentos que consumes y el ejercicio, encontrando un equilibrio entre ellos para mantener bajo control al padecimiento y tener una mejor calidad de vida.
